La travesía para ir a ver a U2 comenzó el sábado 25 de febrero. Ese día le celebrábamos el primer cumpleaños a nuestro hijo... y una vez que terminó todo... nos embarcamos rumbo a Santiago.
En el viaje en auto desde la casa a la U de Conce, donde dejamos el auto, me esperaba la primera sorpresa: una polera naranja con el estampado de Sometimes you can't make it on your own.
Arriba del bus... un cómodo Emebus salón cama, el ambiente ya se vivía... no éramos los únicos que viajábamos desde estos confines a disfrutar del mejor recital de la historia...
Una vez en la capital, nuestra impericia provinciana nos jugó una mala pasada... no sabíamos qué micro tomar para llegar al Estadio Nacional, y eso que no había transantiago... Estuvimos cerca de 2 horas guerreando con los letreros de las micros hasta que encontramos una... y ahí tampoco éramos los únicos que íbamos al mismo destino.
Nos bajamos en Avenida Grecia (o fue Maratón... ups, eso no lo recuerdo) y todo el mundo comenzó a correr... nosotros sólo caminábamos, seguros de que el preciado lugar dentro del Golden Circle estaba ya copado, y que no teníamos chance alguno de disfrutar de ese privilegio. Sin embargo, la fuerza de la masa, la ansiedad y la adrenalina nos impulsaron a correr también... recuerdo que pasamos a una pareja que caminaba tranquilamente hacia la fila.
Quedamos cerca de una esquina, la felicidad en la gente era contagiosa, no importaba el sueño, ni el hambre... frío ya no hacía. Todos andaban con tremendos cocavíes... todos, menos nosotros... ilusos, pensábamos comprar algo por ahí, afuera del estadio... más de algo venderán... TODO AGOTADO!!!!
No habíamos estado ni media hora en la fila cuando empieza a avanzar... y empiezan a circular los rumores de que están entrando al Golden Circle... "Noooo, de adonde... ni cagando entramos". Esos eran nuestros pensamientos... sería como mucho que nos tocara esa suerte... pero la fila avanzaba y avanzaba.
Con el Hugo nos mirábamos incrédulos... nos reíamos de puros nervios... la fila avanzaba... seguía avanzando... No podía ser!!! pero parecía que sí íbamos a entrar... Yo llamaba por teléfono a la Eme para que se apuraran con el Pedro y nos alcanzaran en la fila... pero ya se había cerrado el acceso a mitad de cuadra, unos 200 metros detrás de nosotros...
De pronto aparecieron las puertas del estadio... estaban ahí, a un paso... y la fila... SE DETUVO!!!
Y empezó el correr de los chismes: que el Golden estaba completo, que cabían 3500 pero ya habían entrado 4000, que no entraban más, que andaba la intendenta revisando adentro, que iban a autorizar 100 más... que no, que no entraba nadie más... ERA UNA LOCURA... estábamos tan cerca, ya nos habíamos ilusionado con entrar... no podía ser que ahora quedáramos afuera...
Pasaron los minutos y las horas... la fila se desordenaba, los que estaban más atrás se empezaban a acercar peligrosamente hacia adelante... como haciéndose los giles... Carabineros nos custodiaba, pasaban a caballo por nuestro lado... había gente que pasaba contando... lo que hacía renacer las esperanzas de que iban a dejar entrar más gente... nadie sabía nada...
De pronto, un oficial de Carabineros, con prestancia y autoridad pasa contando por nuestro lado... 96, 97, 98, 99, 100... hasta aquí...
3 LUGARES ATRÁS DE NOSOTROS... ESTÁBAMOS DENTRO... NO LO PODÍAMOS CREER...
y ahí empezó todo... no nos dejaron entrar al tiro, por lo tanto, cualquiera que se colara en la fila significaba riesgo inminente de que quedáramos fuera... y eso YO NO LO IBA A PERMITIR...
si había que pelear... peleábamos...
Ya no recuerdo a qué hora, pero cuando la fila retomó su marcha el aguijón de la emoción se dejó sentir... y cuando finalmente nos pusieron el bendito número en el antebrazo... miramos hacia atrás... después de nosotros sólo entraron dos personas más... en la fila, fuera del Golden Circle una par de puestos atrás, estaba la pareja que habíamos adelantado cuando corrimos un poco al llegar al estadio y que plácidamente caminaba hacia su lugar en la fila...
Esta no la contamos dos veces.

Lo demás es historia conocida... nos hicieron pasar a la pista atlética, esperar y esperar. A las 2 de la tarde abrieron el acceso al Golden Circle... y ahí si que corrí como nunca en mi vida... luego... espera eterna, sólo apoyada por algunas almas caritativas que nos vieron sin nada que comer y nos regalaron algunas barras de cereal... luego vino Franz Ferdinand, un gran descubrimiento para mí... y luego lo indescriptible...
Cómo terminó la odisea??? durmiendo en el piso del Terminal de Tur Bus... llegando a Conce al filo del horario de entrada al trabajo, pero con la satisfacción del sueño cumplido...
Esta no la contamos dos veces.
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